La mejor manera de mantenerte saludable es conservando el sistema inmunológico fuerte. Comer sano, dormir lo suficiente y reducir el estrés. Estudios epidemiológicos indican que la actividad física moderada regular reduce la incidencia de muchas enfermedades transmisibles, como las infecciones virales y bacterianas. En contraste con los beneficios para la salud a largo plazo ampliamente aceptados que se logran mediante la actividad física moderada regular, el efecto del ejercicio vigoroso sobre la función inmunológica sigue siendo objeto de debate.

Pero, ¿Cuál es la diferencia entre el ejercicio moderado y el vigoroso?

La actividad moderada se siente un poco difícil:

  • Tu respiración se acelera, pero no te quedas sin aliento.
  • Desarrollas un ligero sudor después de unos 10 minutos de actividad.
  • Puedes mantener una conversación, pero no puedes cantar.

La actividad vigorosa se siente desafiante:

  • Tu respiración es profunda y rápida.
  • Desarrollas un sudor después de solo unos minutos de actividad.
  • No puedes decir más que unas pocas palabras sin hacer una pausa para respirar.

El comportamiento de casi todas las poblaciones de células inmunes en el torrente sanguíneo se altera de alguna manera durante y después del ejercicio. Sin embargo, durante décadas, se ha aceptado ampliamente que estos cambios resultan en una disminución temporal de la competencia inmunológica en las horas que siguen al ejercicio vigoroso. Es por esto que varios estudios en conjunto con nuestro sistema inmunológico nos dicen que no hay (o hay pocas) pruebas fiables de que el ejercicio vigoroso aumente directamente la posibilidad de desarrollar cualquier tipo de infección viral. Entonces, ¿es seguro hacer ejercicio, a pesar de las preocupaciones sobre el coronavirus? Sí. El ejercicio reducirá el riesgo de infección, siempre y cuando tomes medidas para evitar la infección mientras haces ejercicio, como mantener al menos 1,8 m entre tú y los demás y practicar una buena higiene de manos. Cuando haces ejercicio, tus glóbulos blancos (las células sanguíneas que combaten las infecciones) viajan por tu cuerpo más rápido y hacen mejor su trabajo.